"Severino"...!!
Por: Raúl Yero García
¡Se acaba marzo ya, y nada…! Murmuraba el viejo Severino, desde el portal de su rancho, inmerso en su impaciencia, con la única compensación salida del placer proporcionado por la comodidad de un taburete raído por el tiempo y la pobreza, que le hacía atenuar un poco su desdicha, heredado - éste - de sus antepasados canarios, asentados en los finales del siglo XIX, en la zona "Sur" montañosa del oriente cubano, en las inmediaciones del poblado de Baire(dar clic). Severino llevaba días enteros, ensimismado, con la mirada clavada en el cielo, esparciendo sus lamentos:
-¡Esto está feo, feo!
-¡Esta vez sí que se cumple eso de: "guarda pan pa'mayo, y maloja pa' tu caballo"! Repetía hasta el cansancio…
Y seguía dando cauce a sus lamentaciones:
-¡No cae ni una cabrona gota de agua!...
-¡Hasta la naturaleza está en contra de nosotros!
-¡Vamos a tener que, hacer chirriar los machetes, carajo!
Pero un instante de oportuno fulgor, le devolvió la noción del tiempo y se percató de que ya era "la hora": [5:00 p.m.], momento para el acostumbrado "buchito" de café de la serranía oriental, y le vociferó en tono amable y socarrón a Esmeralda, su esposa:
-Vieja, ¿que pasa con "eso"?
-¿Qué cosa? Le preguntó ella, con tonalidad ladina.
-¿Cómo que qué cosa?Le respondió Severino y continuó profiriendo insinuosamente:
-¡Lo que tu sabes!
Esmeralda, desenfocada de ese habitual y placentero menester, por culpa del apretón asfixiante que profesa la necesidad, en estos ámbitos, sintió compasión, mucha compasión por el luchador, tenaz y amoroso compañero, que fue Severino, en las buenas y en las malas, y tuvo que confesarle lo que él no hubiera querido oir nunca en su vida.
Se dispuso, ella, y le lanzó el fuacatazo:
-Severino, es que no hay azúcar.
A lo que contestó él, ingenuamente:
-No importa Esmeralda, hazlo sin azúcar.
Ripostándole ella:
-Severino…, pero es que..., tampoco hay café…
Insistió él, más ingenuo aún:
-No importa, mi'ja, hazlo así mismo.
Sigilosamente, sintiendo la más agónica resquebrajadura sentimental, pero empeñada en hacer cumplir un acto de última voluntad, Esmeralda se acercó a su amado compañero y le ofreció un vaso de agua…
(Foto tomada de Internet)
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